De un lado de la balanza, militantes extraordinarios como Olegario Chávez y Eladio Pintos; del otro, los sacerdotes del partido. Como transfondo, los procesos y purgas en la URSS, una huelga en la ciudad de México, el asesinanto de un prestamista, proletarios en la lucha, los hilos que teje el cabecilla fascista y las figuras goyescas del padrote, el enano y la puta.