A los dieciséis años, Alfred Rosenberg recibe un castigo escolar por sus comentarios antisemitas: memorizas pasajes de Spinoza tomados de la autobiografía de Goethe. Rosenberg se sorprende al descubrir que Goethe, su ídolo, admiraba al filósofo judío. Mucho después de su graduación, sigue obsesionado con ese enigma. ¿Por qué el gran poeta alemán pudo haberse sentido inspirado por un miembro de la raza que él despreciaba hasta el punto de querer destruirla?.