Durante el último tercio del siglo iii antes de Cristo, los pueblos celtas de la Península Ibérica resisten con bravura al invasor cartaginés. El joven Asio ve con horror cómo su hermano se inmola con los soldurios devotos del caudillo Istolacio, tras la muerte de este a manos del despiadado Amílkar. Asio es designado jefe del escuadrón arévaco en la nueva rebelión celta, pero el horror de la guerra le empuja a abandonar las armas.