A pesar de su aspecto grosero y desaseado, carente por completo de gracia, el gran maestro Luzhin, protagonista de esta novela, ha sido considerado por muchos como uno de los más encantadores personajes nabokovianos. El descubrimiento del ajedrez supone para el gran maestro Luzhin, protagonista de esta novela, la revelación de un orden de impecable armonía donde encontrar refugio contra las tribulaciones de su desdichada adolescencia.