La última obra de teatro que Lorca terminó, pero no llegaría a verla representada. El poeta, además, nunca comentó nada sobre ella, por lo que se presenta como una de sus piezas más enigmáticas. Su lectura ha estado sesgada por interpretaciones de corte político que diluyen lo que en Lorca no es más que un mero marco y postergan el problema de la condición humana, esencial en el poeta.