En las afueras de Turín, en los años setenta, hay una casa junto al río donde todo se hace lo más ruidosamente posible: las ollas repiquetean en los fogones, los pasos resuenan en los pasillos, la radio grazna, los muebles crujen.
Estamos en los años setenta y la pequeña Dora
vive en este ambiente ruidoso con toda su familia, entre la que destaca su excéntrica tía abuela.