1945. Diez días después del final de la guerra, Laura Chase se arroja por un puente mientras conduce un coche y deja un manuscrito titulado «El asesino ciego» a Iris, su hermana mayor, que medio siglo más tarde cuenta su historia. Casada a los dieciocho años con un industrial políticamente destacado, pero ahora con ochenta y dos, enferma y pobre, vive en Port Ticonderoga, una ciudad dominada por su otrora próspera familia antes de la Primera Guerra Mundial.