Cuando nos aproximamos al espejo que nos ofrece El arte de la guerra y asumimos el reto fundamental de conversar de manera humilde e inteligente con el guerrero-filósofo, Sun Tzu no sólo nos refleja al responder nuestras preguntas y nos ofrece espacios nunca antes vistos, sino que también comenzará a cuestionarnos acerca de nuestra existencia y nuestra manera de mirar al mundo para convertirse en un maestro que hace una pregunta crucial: "¿estás preparado para abordar las cuestiones, las potencialidades del ser transformado y enriquecido que he planteado"? Si nuestra respuesta es afirmativa, estaremos en condiciones de adentrarnos en las enseñanzas del guerrero-filósofo; pero si nuestra contestación es negativa, él también se negará a permitirnos el acceso a su sabiduría.