Es 1743 y mientras escucha atento las históricas hazañas de su familia, el pequeño Stanislaw recorre en compañía de su madre un deslumbrante paisaje invernal.
Lejos está su pasión por Catalina la Grande y la convulsa llegada de los Poniatowski al trono de Polonia. Dos siglos más tarde y con tan solo 10 años, Elena mira por última vez caer la nieve sobre París.