Las almas muertas es, en esencia, una crítica mordaz a la corrupción, la codicia y el vacío moral de la sociedad rusa de la época.
A través de los diversos encuentros entre Chíchikov con los terratenientes, Gógol expone una amplia variedad de personajes grotescos, egoístas y absurdos, que representan los defectos de la sociedad y el deterioro moral de una Rusia del siglo XIX.