Nacida en las montañas de Idaho, Tara Westover ha crecido en armonía con una naturaleza grandiosa pero doblegada a las leyes que impone su padre, un mormón fundamentalista convencido de la inminente llegada del fin del mundo.
Al igual que sus hermanos, no va a la escuela, ni acude al médico cuando enferma; todos trabajan con el padre mientras la madre asiste a los vecinos como curandera y partera.