Durante el reinado de Felipe II, el joven Miguel de Cervantes Saavedra entra al servicio del cardenal italiano Acquaviva, que precisa tomar unas lecciones de español. Cervantes le seguirá hasta Roma, pero pronto sus pasos le harán ocupar una plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, embarcando en la galera Marquesa. El 7 de octubre de 1751 Cervantes toma parte en la célebre batalla de Lepanto, en la que resultará herido en su mano izquierda cuando un trozo de plomo le secciona un nervio.