En 1955, el pintor y escultor Julio Silva conoce a Julio Cortázar en París. Desde su primer encuentro se produce entre los dos Julios un chispazo de auténtica amistad y respeto profesional que perduró hasta el fallecimiento de Cortázar en 1984.
Último combate es un homenaje a la amistad de los dos Julios y recoge la totalidad de sus colaboraciones, incluyendo por primera vez el texto íntegro de Los discursos del Pinchajeta, inédito en español, en la traducción del propio Cortázar y de Aurora Bernárdez.
También incluye Silvalandia, el texto Un Julio habla del otro en el que Cortázar describe a Silva, la correspondencia de Julio Cortázar a Julio Silva y como colofón cierra con la entrevista de Saúl Yurkievich a Silva: La pluma y la tijera, en la que Yurkievich, íntimo amigo de los dos Julios, indaga en la forma de trabajar de ambos.