Los jóvenes con trastorno de atención (TDA), diagnosticados o no, viven momentos difíciles y requieren de apoyo, solidaridad y comprensión. Cuando presentan heridas emocionales y baja autoestima es momento de tomar acción, porque necesitan ayuda.
Para los adultos, si la etapa de la adolescencia por si misma resulta complicada, convivir con jóvenes TDA no es fácil y muchas veces el profesionista, padre, o maestro, con frustración, puede generarles aun mas confusión y rebeldía.