Un muchacho sufre el derrumbe de una relación amorosa. Romántico y triste, llora en el cine. Así comienza a entretejer su educación sentimental con su educación visual. Con los años y al pasar de las fiestas, irá dejando de ser muchacho, no sin un trabajo de duelo por las pérdidas sufridas en el proceso: amores que se convierten en brasas, ruinas, fantasmas. Conforme recuerda va creando la constelación de lo que vio y de lo que no supo ver.