La palabra “telo” surge al servicio del deciframiento: palabra clave, contraseña, se formó danto vuelta a la palabra “hotel”. Porque es hotel y no lo es, o lo es pero para un propósito exclusivo: tan sólo para albergar encuentros sexuales. ¿Qué pasa, sin embargo, cuando ese sitio, reino discreto de la irregularidad y el ocultamiento, es abierto y administrado por el propio padre? Florencia Werchowsky figura esta novela precisamente ahí, en ese territorio inestable entre la transgresión y la norma, entre la cotidianeidad....