Una de las particularidades más potentes del libro álbum es su capacidad de transmitir sentimientos, sensaciones, atmósferas a la par de contar una historia. Narrar y emocionar con esa poderosa sinergia que se produce entre el texto y la imagen. En el caso de Tarde de invierno, el texto de Jorge Lujan se conjuga con las bellísimas ilustraciones de Mandana Sadat para hacernos vivir la soledad de un niño (¿niña?) que espera a su madre y la alegría que lo embarga al verla regresar. El texto es muy poético, sencillo y evocador. El peso de la narración recae en las ilustraciones. La enorme luna, el paisaje blanco, el árbol sin hojas nos hablan de frío y soledad. Nos muestran la ciudad nocturna, los autos yéndose y la niña (¿niño?) en la pequeña ventana jugando con el vidrio empañado. Por allí aparece la madre que se acerca hasta abrazarlo. Y se hace verano en pleno invierno.