Vivir sencillo, pensar elevado, sentir profundo por la vía de la inacción, hacia la virtud y la unidad, camino taoista a través de la naturaleza, del individuo y de la sociedad, hasta y desde el gran Tao, la esencia manifestada en las diez mil cosas, altas y bajas, frías y cálidas, buenas y malas, camino sobre estas dualidades, tan reales e ilusorias, para que, igual que el sabio, cada quien ocupe su lugar como el cielo y la tierra que así siguen siendo eternos, y el hombre conserve en su corazón lo que nada le puede arrebatar.