Las tradiciones espirituales, la psicología e incluso la más moderna neurología coinciden: si queremos sentirnos bien con los demás y con nosotros mismos, si queremos dejar atrás situaciones que nos agobian y desarrollarnos al máximo, si queremos sentirnos, en definitivas cuentas, más serenos y felices, solo hay un camino: cultivar la presencia o mindfulness.