Sócrates Solano va en un avión rumbo a Holanda. Durante el viaje, este joven futbolista empieza a tejer con sus recuerdos una historia conmovedora que relata las tremendas dificultades que deben enfrentar aquellos que sueñan con ser estrellas de este deporte.
La cara que vemos del futbolista es precisamente la que se esconde detrás de lo que se muestra en el espectáculo de los partidos; la lucha, la inclemencia de la competencia, el estar lejos de casa, el enfrentar vicios y círculos cerrados que no siempre responden al talento y al esfuerzo. Aquí empieza también la historia de una amistad que le muestra al lector los profundos lazos que se hacen en las concentraciones deportivas.
En medio de la ansiedad de todos, de los comentarios de "...esos periodistas que día a día convierten en semidiós a un jugador y luego lo destruyen a punta de críticas...", de la presión y de la vida de cada uno de los personajes, el lector se sumerge en una narración bien lograda que nos acerca a la realidad del fútbol colombiano. Esta, como todo lo que pasa en el país, no deja de estar profundamente influenciada e incluso viciada por la guerra, por lo social y por la política.