Felipe anzures rojo estaba decidido a conservar en su sonrisa todos los primeros dientes. Una, porque no quería parecer un viejito; otra porque no le gustaba nada la idea de que el ratón pérez de deslizara, por la noche, debajo de su almohada. Eso, hasta que conoció a maría adela, la niña nueva de las muchas trenzas y los pocos dientes y... ¡se enamoró! Pero maría adela piensa que es un bebé, precisamente porque no se le había caído ningún diente. ¡pobre felipe!. Se acerca san valentín y tendrá que elegir entre quedarse con sus preciados dientecitos o con el amor de maría adela.