A pesar de que ya en el siglo XVIII pueden encontrarse, lo mismo en Francia que en Inglaterra y Alemania, ejemplos de novelas históricas, el pleno desarrollo de este género se debe al romanticismo. Lo que se ha llamado " la fiebre de la novela histórica " fue producto de la influencia de Walter Scott, sobre todo a partir de Ivanhoe (1819). A poco este novelista es traducido, adaptado e imitado en España y América.