En el primer ensayo de esta obra, don Miguel de Unamuno, eximio escritor de la generación del 98, nos comparte su interpretación y versión libre de la lectura del Quijote, partiendo de antemano de una idea que revela su genio: "la obra de arte es para cada uno de nosotros lo que en ella vemos y pensamos". En el segundo ensayo, En torno al casticismo, borda sus reflexiones finamente sobre varios temas como la literatura, la filosofía, la historia, la cultura y su influencia en la sociedad española de su tiempo. Unamuno sabe acerca de la cualidad inacabable del pensamiento humano y nos lo recuerda con unas últimas palabras diciendo: "cerremos estas divagaciones deshilvanadas en que lo por decir queda mucho más que lo dicho".