Perdida entre las rocas cercanas al Mar Muerto. Fue ahí donde encontró unos pergaminos, los Rollos del Mar Muerto, pergaminos que se habían mantenido ocultos al lector. En el ese entonces papa Benedictino, Joseph Ratzinger, urgió a que estos documentos no se difundieran, temiendo que su contenido amenazara la integridad del dogma cristiano.