Existen muchas formas de medir el éxito de un grupo: la posición en las listas, las ventas de discos, el número de canciones memorables, las entradas vendidas... Y sí, también la longevidad pura y dura: su capacidad de conservar la magia, de reinventarse y de conseguir que los antiguos fans no pierdan el interés sino que pidan más y más mientras nuevos devotos se unen a la fiesta. Se mida como se mida, los Rolling Stones siguen siendo los que dirigen el negocio y, después de cinco décadas de rock, no dan muestras de agotamiento.