"Las olas eran altas, como montañas y se nos echaban encima cada tres o cuatro minutos. Cuando pude mirar a nuestro alrededor no vi mas que desgracias. Dos barcos que se hallaban a poca distancia se habían desembarazado de sus mastiles para no hundirse y nuestros marineros gritaban que uno delos navíos situados ante nosotros acababa de zozobrar. Al cortar sus amarras, dos barcos fueron llevados por el viento mar afuera, con toda su arboladura destrozada."