Ficción y realidad se combinan en este cuento para narrar los acontecimientos que permitieron que Balduino de Edesa fuera coronado como rey de Jerusalén el 25 de diciembre de 1100, en Belén. Con un guiño estilístico a las crónicas de la época y con ecos a La Alexiada, de Anna Comena, Murguía nos sumerge en la historia de Balduino, el hijo menor del conde Eustaquio II de Boloña, quien creció a la sombra devota y feroz de su hermano Godofredo, amándolo más que a sus indiferentes padres.