Una de las razones por las que nos fascinan los palíndromos es la conjunción natural de ellos de dos recursos poéticos difíciles de combinar: repetición y sorpresa. Todo palíndromo nos invita a la lectura de vuelta -esa repetición de rigor-, y en la lectura de cualquier palíndromo se repite sin faltar la misma fórmula sintáctica, la misma limitación. El libro contiene algunos de los mejores palíndromos de una nueva virtuosa del género, de lo que se sigue que contiene el germen de muchos otros palíndromos sorprendentes por venir. A los buenos palíndromos se los lee dos veces pero se los reescribe muchas más.