Un científico, enfrentado a las desconcertantes fisonomías y dolores del alma, al final de su vida recapitula y pone orden no sólo en la memoria de los hechos vividos sino en el almacén de imágenes que el sueño proporciona a la conciencia. Gracias al empeño de Jung, la interpretación de los signos que envuelven nuestra vida será un ejercicio de veracidad imprescindible.