En Rayuela (1963), Julio Cortázar supo condensar sus obsesiones estéticas, literarias y vitales a partir de un mosaico diverso, profundo, inagotable que, a su vez, refleja de forma maravillosa lo más esencial de su época. El amor turbulento de Oliveira y La Maga, los amigos del Club de la Serpiente, las impredecibles caminatas por París -la ciudad que promete el cielo pero puede conducir al infierno-, encuentran su contracara en la aventura protagonizada por Oliveira, Talita y Traveler en Buenos Aires.