La leyenda dice que Ángela y Fabián no debieron enamorarse. Sin embargo, la pareja corre el riesgo y se entrega al mandato del corazón como quien se hunde en el más encantador de los sueños.
Todo parece anunciar la llegada de mejores tiempos, en especial ese árbol que ha regresado a su antiguo verdor inexplicablemente.