Todos formamos parte de una misma energía universal. Todos poseemos la capacidad de encauzar esa energía para atraer conscientemente felicidad y prosperidad a nuestra vida. Esta cualidad, conocida como la Ley de la Atracción, se basa en que los pensamientos y muy especialmente los sentimientos crean nuestra realidad a partir de la vibración que enviamos al Universo.