Elia tiene dieciséis años y es un chico solitario.
Su padre ha sido despedido y ha empezado a comportarse de un modo extraño, desapareciendo durante horas a bordo de una furgoneta, encerrándose en el garaje, escribiendo cartas en las que denuncia un complot del que se siente víctima. Elia intenta descifrar lo que está ocurriendo, mientras que su madre parece no querer ver.