Las nuevas tendencias psicológicas, tanto cognitivas como del procesamiento de la información, proponen que la educación se centre no sólo en adquisición de conocimientos, sino también en el desarrollo y la estimulación de la inteligencia, así como a enseñar a pensar. Es prioritario que el alumno se convierta en un aprendiz estratégico que pueda detectar y resolver problemas que le permitan actuar de manera congruente con el dinamismo de la ciencia y la tecnología.