Un fantasma recorre Europa: la disrupción. Nuestro mundo se ha vuelto inseguro. Lo notamos en todos los terrenos. No sólo en la economía, donde empresas emergentes innovadoras ponen en tela de juicio los modelos de negocio tradicionales y con ellos la existencia de compañías establecidas. También asistimos a cambios profundos en el ámbito social, cambios capaces de desbancar nuestro conocimiento empírico habitual. Estamos asistiendo a la transición de un mundo viejo a otro nuevo. La cosa va mucho más allá de la mera digitalización de las distintas esferas de la vida, pues afecta a los propios fundamentos de nuestra vida económica y social. Con su nuevo libro, el pensador futurista y filósofo de la empresa Bernhard von Mutius hace una valiosa aportación al debate contemporáneo sobre los cambios a los que nos enfrentamos. Reclama nada menos que un pensamiento totalmente nuevo, el pensamiento disruptivo. Un pensamiento que se propone desarrollar una nueva capacidad de adaptación y de este modo ganar libertad de configuración. La disrupción no es algo que pronto habrá pasado de moda. Tenemos que aprender a manejar duraderamente las rupturas. Tenemos que integrar las rupturas en nuestro pensamiento, contemplar en lo que conocemos también lo que desconocemos, y aprovechar las contradicciones de manera productiva.