Al igual que la defensa teológica a favor de los indios, Bartolomé de las Casas preconiza en América la exaltación de las culturas autóctonas más representativas por el alto grado de civilización que alcanzaron: la mexicana y la inca. Una y otra vez las sociedades posteriores a la Conquista recurren al pasado precolombino para fundamentar sus reivindicaciones, rediseñar su fisonomía y puntualizar las argumentaciones en el debate sobre la conformación de su identidad.