Luis llega a Los Ángeles a pasar sus vacaciones de verano con sus tíos, a quienes apenas conoce. Desde su llegada se entiende bien con su primo Teo, quien lo introduce en su mundo de pankrocker, con fiestas interminables en las que abunda cerveza, hierba y algo más, y con chicos que bailan lanzándose unos contra otros creando remolinos tan violentos como los que se forman en la cabeza de Luis cada vez que piensa en Sofía.