En el campamento romano de Pastelalrum, el centurión Disparatus recibe al relevo, el centurión Nihablarum y sus guardias.
Todos los legionarios de Disparatus están muy sucios y ebrios. Disparatus le sugiere a Nihablarum que simplemente se siente a esperar al relevo, pero Nihablarum tiene otros planes para sus legionarios, y ordena que arrasen la aldea gala de una vez.