Si “el origen del verso es el sonido” y “el origen del trazo – la mirada”, el origen de este texto es, sin duda, un nombre: Natalia Goncharova. Un nombre y dos renombres: la esposa de Pushkin y, con un siglo de diferencia, la pintora vanguardista. Éste es un libro sobre la infancia porque allí están las raíces y, para el artista, primero son las raíces, luego las ramas y después el tronco.