Marco Aurelio reinó en un tiempo turbulento: el inicio de la crisis general que vivirá el Imperio a lo largo del siglo III. Hispania y la Galia vivían en agitación, en Egipto y en Siria tenían lugar serios levantamientos, mientras que a lo largo del Danubio los bárbaros germanos traspasaban el limes o frontera romana para saquear las regiones fronterizas.