A medida que los seres humanos evolucionaron en la Tierra, utilizaron plantas para todo lo imaginable--alimentos, armas, canastas, vestimentas, refugio y remedios de salud. Los pueblos aborígenes de distintas partes del mundo han podido acopiar conocimientos sobre los usos de las plantas mediante la comunicación directa con éstas y el respeto a la relación sagrada que tenemos con el mundo vegetal. Para estos aborígenes, la conciencia radica en el corazón; por eso pueden utilizar la inteligencia del corazón para fusionar su conciencia con la de cualquier organismo vivo.