Muchas personas son víctimas de lo que Walter Riso denomina mandatos irracionales perfeccionistas o «antivalores exitosos». Estos mandatos pretenden que seamos «hombres y mujeres que han alcanzado el top 10», es decir, seres excepcionales en algún área, no importa el costo emocional que esto implique. Preceptos publicitados y transmitidos que se convierten en una forma de autoexigencia cruel e injustificada, o en la búsqueda de una «perfección psicológica» agotadora e irracional.