Las organizaciones, hoy encorsetadas en esquemas organizativos más propios de entornos estables, tienen el reto de responder a la ingente cantidad de información, el hiperdinamismo de las tecnologías y los mercados. Las Comunidades de Práctica (CoP) son construcciones sociales adecuadas para afrontar estos retos, puesto que integran aprendizaje continuo, creación de conocimiento y asimilación rápida a la práctica.