Esta obra da una idea del movimiento intelectual que recorría en lo profundo a la Nueva España y documenta los mecanismos de control tendientes a regular la impresión y el comercio de la cultura escrita en los dominios ultramarinos de la España imperial. También muestra cómo los bibliófilos, curiosos y eruditos se las arreglaban para mantenerse al corriente de la producción bibliográfica del Viejo Mundo.