Según en viejo relato otomí, el antiguo pueblo de Tequixquiac fue habitado por bestias y bestiecitas que hablaban entre sí, mucho antes de que los humanos vivieran en la Tierra, estos animales de distintas especies compartían sus vidas de armonía. Pero la paz solo duró hasta que un atardecer estrellado se desató una pequeña pelea que acabó en una gran batalla.