Leo, luego escribo y su demanda sostenida durante varios años no ha hecho más que afirmar la importancia del lector. Un escritor no es nada sin la complicidad de quien en la otra orilla hace que las palabras cobren vida y tengan sentido. Éste es un libro que se debe a ellos, los lectores, porque su sentido es contagiar complicidades para la lectura en general.