En el aprendizaje de la lectoescritura intervienen numerosas capacidades, entre ellas: percepción, imaginación, memoria, comprensión, creatividad y capacidad de entender situaciones. Todas ellas participan en esa compleja experiencia mental y afectiva. Los ejercicios y actividades enfocados a apoyar dicho proceso deben articular e integrar las cuatro áreas del lenguaje: hablar, escuchar, leer y escribir.
Este aprendizaje será más fácil para los alumnos si se da un significado a la lectura y a la escritura, si se relacionan los hábitos, destrezas y habilidades necesarias para la lectoescritura con contenidos de interés y relevancia para ellos.