Su cara lo hace distinto y él sólo quiere ser uno más. Camina siempre mirando al suelo, la cabeza agachada y el fleco tratando en vano de esconder su rostro, pero, aun así, es objeto de miradas furtivas, susurro ahogado y codazos de asombro. August sale poco, su vida transcurre entre las acogedoras paredes de su casa, en compañía de su familia, su perra Daisy y las increíbles historias de la guerra de las galaxias.