Cuando sufrimos la ausencia de un ser querido, el dolor de su partida y los engorrosos trámites que derivan de su deceso, en múltiples ocasiones se ve más compleja debido a la falta de una disposición testamentaria dictada por el de cujus, está omisión puede traer incluso consecuencias que van del espectro legal al social, desencadenando rompimientos familiares causados por la controversia de ver quién de ellos tiene más o menos derecho de heredar los bienes.