En Israel, el trámite de unión entre dos personas, el matrimonio, sólo es posible de manera religiosa, con la mediación del líder espiritual de la Iglesia Ortodoxa, un rabino.
Lo mismo sucede con el divorcio, el cual, al igual que el matrimonio, sólo puede ser legitimado por un rabino, previa autorización del marido, quienes al final resultan tener más poder que los propios líderes ortodoxos.